miércoles, 21 de marzo de 2012

Beso.

Te mando un beso que recorra
fibra a fibra cada espacio de tu cuerpo,
que desnude tu alma
y me entregue en ella;
un beso tan cálido
que nos funda en uno mismo
que sea capaz de bajar
la luna y las estrellas
sin arruinar nuestro manto perfecto.

Beso que me duerma
y me despierte en él,
que me encierre en tu cuerpo
y me atrapes en él;
Encadéname a ti,
tenme preso y no me sueltes
que cometería el mismo delito
una y mil veces:
Te robaría miles de beso
y me haría yo el culpable.

Dejame en ti,
no me dejes salir,
dejame perdido en la sensualidad
de tu cuerpo,
dejame aventurar en la
selva de tu alma
y en el manantial
de tu pasión ferviente.

Dejame tenerte y mirarte,
seguir y que no detengas mi andanza,
recorrer tu cuerpo de norte a sur
sería toda una aventura.
Dejame sentir cada caricia tuya,
cada beso tuyo,
cada risa tuya.

Dejame sentirte,
no tenerte es una tortura,
es mal proveniente de las ganas
inexorables de tu cuerpo,
es retén de caricias,
aduana de amor,
es tormento de anhelos reprimidos.

Pero ten cuidado,
no me mires, no me escuches,
no dejes que te envuelva en mis palabras.
Huye!
Porque de encontrarte musa mía,
no podrás soltarte nunca...